El Gobierno Vasco y las Diputaciones de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba se reunirán el viernes 14 de octubre para analizar la evolución de la recaudación y fijarán las previsiones de cierre para de 2016 y de ingresos para 2017. Además, darán comienzo al diseño de los presupuestos de las cuatro administraciones.

A pesar de que aún faltan semanas para que las instituciones redacten los presupuestos, la Diputación Foral de Gipuzkoa ha adelantado que su gasto aumentará en torno a un 2% en 2017. Este ligero incremento responde dos premisas: a que este año se no cumplirán las previsiones de recaudación y a que se espera una ralentización de la economía para el año que viene.

Estos dos aspectos afectarán a las demás instituciones del País Vasco, por lo que sus presupuestos se moverán en parámetros similares a los de la Diputación Foral de Gipuzkoa. La elaboración de previsiones de recaudación se ha convertido en un ejercicio de riesgo para las instituciones, ya que cuestiones como la bajada del petróleo, han supuesto una rebaja de la recaudación frente a los previsto y han añadido mucha tensión a la gestión del gasto en las Diputaciones Forales y el Gobierno Vasco.

Hasta agosto de 2016 los ingresos de las Haciendas Forales habían aumentado un 2,5%. Este buen comportamiento en términos absolutos no lo es tanto si analizamos que hace un año el Consejo Vasco de Finanzas pronosticó que crecería en torno al 7%.

Hasta el 31 de diciembre de 2016 hay factores que pueden hacer que la recaudación aumente, como por ejemplo la modificación aprobada por el Gobierno central en torno a los pagos a cuenta del Impuesto de Sociedades de las grandes empresas.

La recaudación de la Hacienda Foral de Bizkaia, que supone algo más del 50% de todo lo que se ingresa por impuestos en la CAV, es muy sensible a la evolución de los precios de la energía y el petróleo, de la mano del IVA. Lo que ocurra con el Brent o el Texas tiene una gran importancia para decidir si las administraciones vascas pueden gastar más o menos dinero en el próximo ejercicio. Es una consecuencia directa de la actividad de la refinería de Petronor, de los depósitos del operador logístico CLH en Santurtzi y de los del importador Esergui en los muelles del puerto vizcaíno.

Fuentes:

Fuente 1

Fuente 2

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